La hora del té

Aquella era la tercera vez en el mes que me obligaban a comer carne, la que yo misma tuve que asar. No soportaba ese condenado olor, cabe destacar que no tolero la comida en general, pero particularmente el aroma de la carne me repugna intensamente. Todo el mundo recalcaba lo delgada que estaba, sin embargo, […]